miércoles, 16 de junio de 2010

Homenaje a Agustín Magaldi (Primera Parte)


Estábamos pensando en hacer una serie de post, bajo el título de “LA MÚSICA PARA ESCUCHAR A BARÓN BIZA” (o algo así). Está bueno imaginar cuál sería el mejor acompañamiento para disfrutar de los libros de Raúl. La mayoría de los que entran a este sitio son melómanos, por eso nos parecía una buena idea.

Y empezamos con el primero de los libros, “Risas, Lágrimas y Sedas”. Nadie tuvo dudas respecto a que la música de fondo tenía que ser Agustín Magaldi. Hasta que pensamos: ¿por qué no, antes de empezar con esa serie de posts, hacer uno especialmente dedicado a este cantor exquisito, y recién después recomendarlo? El sentido de esta entrada es, entonces, presentarte a una de las voces más importantes del cancionero popular argentino, que hoy es víctima de un olvido parcial totalmente inmerecido.

¿Quién fue Agustín Magaldi? La crónica dirá que nació en Casilda el 1 de diciembre de 1898, y murió en Buenos Aires el 8 de septiembre de 1938. Que formó un dúo junto a Pedro Noda (al igual que Carlitos Gardel lo había hecho años antes con José Razzano). Que fue, según opiniones de la época, “el cantor del humano dolor”.

Algunos de nuestra generación sólo conocen su imagen –distorsionada hasta el ridículo- por ese bodrio llamado “Evita” (protagonizado, a su vez, por esa mentira cartilaginosa apodada Madonna).

Magaldi cantaba para esos personajes urbanos, de opereta, que quedaban fuera del tango recio y pícaro de Gardel: madres solteras, violinistas ciegos sumidos en la miseria, guapos venidos a menos.

A modo de ejemplo, el tango “Serafín”:

De la mano de un pequeño, de unos diez años escasos,
de tarde en tarde en mi barrio, llega el ciego del violín,
como musicalizando, el anuncio entre dos luces,
de la noche el pobrecito, que para el no tiene fin.
En tanto que el arco vibra, apenas notas que cantan,
mas que un tango, un miserere de aquel amargo trajín,
al quedar justificada, la miseria de esos seres,
puerta por puerta la mano, va pasando el serafín.
Una mueca que sus labios, quieren trocar en sonrisa,
de notas que allí agonizan, una horrible maldición,
debe ser que eternamente, por estar su vista en calma,
lloran los ojos del alma, la torturante visión;
"para el pobre viejo ciego, para el ciego del violín",
va repitiendo sus ruegos, débilmente el chiquitín.
Pero, hoy junto a mi ventana, se ha parado el viejo ciego,
al asomarme a la puerta, el chico me empieza a hablar,
yo le pregunto si tienes, madrecita y más hermanos;
"no señor", dice, "solitos, vivimos con mi papá;
hermanitos nunca tuve y mi madre hace unos años,
al quedar ciego papito se fue y no volvió jamás".
Y ahora un rencor ya dormido, viene a clavarme su garra,
la historia del viejo ciego, la ha venido a despertar.


Si no lo conocés, te avisamos que te estás perdiendo a una potencia.
Para algunos, Magaldi era algo así como la personificación de la sensiblería y el mal gusto; un cantor llorón. Para otros, un cantante adelantado a su tiempo, con una sensibilidad especial que lo ponía a la misma altura que Gardel.

Me cuento entre este segundo grupo, y me banco la discusión con todos los que piensen lo contrario.

Y es que Magaldi cantaba como los dioses. Hacía sonar bien cualquier letra que le pusieran delante. Su formidable interpretación de “Acquaforte” es incluso mejor que la de Gardel; por ahí circula la versión de que el propio Carlitos reconoció este mérito; de más está decir que el Máximo era un tipo humilde. Y también sabía lo que decía: cuando Agustín cantaba “...no hay luz en mis ojos, la vida se va...” (exactamente a los 1:04 minutos de esa canción) era un puñal de hielo que se clavaba, sin distinción de clases, en el corazón de cualquiera.

Magaldi ayudaba a los necesitados, recibía a todos en su casa de la calle Yerbal y en cada gira hacía altos para cantar y matear con gente que no hubiera podido pagar una entrada para verlo en un teatro. Un amigo derecho, un cantante de otro planeta, un amigo leal.

Así era ese criollazo al que, harto merecidamente, llamaron “La Voz Sentimental de Buenos Aires”.

De Magaldi, hoy en día, se consigue poco. Es una injusticia enorme. Nos estamos perdiendo de una voz y de un sentimiento que no tienen herederos en nuestra música. Cada tango interpretado por Agustín Magaldi es una joya en sí misma, capaz de conmover con la fuerza de un puñetazo. Es descarnado, tan visceral y a la vez tan melodramático como pudo serlo el mejor Raúl Barón Biza al describir la otra cara de los locos años veinte.
¿Por qué no puedo ir a una disquería y comprar quince o veinte discos de don Agustín, remasterizados como su voz y su talento requieren? ¿Por qué los magaldianos no se ponen de acuerdo y nos sorprenden a todos con un sitio donde podamos descargar esa música que las discográficas argentinas no tienen los huevos de editar como corresponde?

Acá van, para absoluto deleite del que se anime a conocerlo, seis canciones del gran Agustín Magaldi: las mencionadas “Serafín” y “Acquaforte”, “En la calle”, “Allá en el Bajo”, “La muchacha del circo” y “El penado 14”.

Imaginá que le das cuerda a la vitrola, te peinás a la gomina y viajás en el tiempo.

Si te gustó Raúl en “Risas, Lágrimas y Sedas” y no has escuchado a este señor, te tiramos una punta para que no te pierdas esta maravilla escondida.

Dale una oportunidad a Agustín Magaldi. Él no te va a defraudar.
LINK PARA BAJAR LOS TEMAS:

5 comentarios:

Maximiliano Depiante dijo...

"Algunos de nuestra generación sólo conocen su imagen –distorsionada hasta el ridículo- por ese bodrio llamado “Evita” (protagonizado, a su vez, por esa mentira cartilaginosa apodada Madonna)." Simplemente genial...como siempre. Vuelven los amigos de Baron Biza, vuelven los elogios, porque otra cosa no les cabe. Bajando los temas del amigo Magaldi y durante el fin de semana les cuento
Saludos!

Anónimo dijo...

Cosas raras y lindas se encuentran en este blog!!

Maximiliano Depiante dijo...

La verdad muy bueno el amigo magaldi. Digna compañia de la lectura y un buen vaso de whisky. (no es apologia del alcohol, es nada mas descripcion del momento)

Anónimo dijo...

Gracias chicos por abrir cabezas, le pregunté a mi viejo y él conocía a Agustín Magaldi. Me dijo que fue un cantor excelente, se sorprendió que hoy hubiera chicos que lo escuchen.

Daiana

AMIGOS DE BARON BIZA dijo...

Je... Maxi, ya lo dijo Raúl: "la única verdad está en la botella de whisky". Pero ojo con la cirrosis, eh?

Y sobre don Agustín... es un fino, un distinto.