Dibujo incluido en la primera edición de "Punto Final" (1941)
La luz se hizo a medianoche.
Ayer todo Norte podía ser Sur. Mi nombre estaba escrito en las azuladas aguas de los lagos, y los cimientos de mi vida apoyaban en las arenas doradas y ardientes del desierto.
Todo hablaba de fausto; todo era velocidad. El recuerdo no existía. Ni tú, hijo, ni yo...
Mi vida, era la cuerda de un juguete que las horas de los niños rompen. Mi coraje, vestimenta de macho estéril, disfraz para hembras enfermas. Mi “vida” la de un muerto; porque muerto era ya, sin ti. Todo era oscuro y sórdido. Nada tenía razón de ser. Ningún esfuerzo, justificación.
Lo animal, era dueño de mi vida, y la tristeza que sólo borraba el alcohol, los besos y la “jazz” acompañaban mis horas.
Todo era en mi alma desolación y angustia.
Todo era ruin y canalla.
Y la luz se hizo en mi corazón en plena noche. Aurora boreal que me hizo postrar de hinojos ante el vientre de tu madre, a donde Dios había oficiado misa de vida. Porque solamente Dios, dueño de la especie, podía crear la vida. Porque fuiste concebido no por instinto, sino concientemente, por amor. Porque serías continuación, no solamente de mi carne, sino de mis angustias y esperanzas, esperanzas también de toda una humanidad, de todo un mundo.
Mi barca divisó el faro y todo fue alegre, ya que la ruta tenía un fin. Calmó la tormenta y todo fue, dentro y en derredor mío, día de paz. Las fieras se hermanaron y tres nuevos reyes siguieron la estrella. Y fui generoso en el reparto de dones, y por vez primera sentí temor ante la idea de que tus años niños estuvieran indefensos y solos...
Al deformarse la forma, llegó el dolor y en el desgarre brutal de la carne que se perpetuaba, cofre cerrado que iba a abrirse, donde la alquimia milenaria del milenio elaboraba tu ser, yo, impotente ante el dolor y asombrado ante el milagro, tuve la sensación de haber nacido junto contigo.
Los senos henchidos ahora de la amiga, serán alimento, sangre de ella, en tus primeros días y yo estaré para vigilar tus primeros pasos; más tarde ella te enseñará el secreto de los escribas y te contará la historia de los años. Yo te llevaré junto a la fragua, para que aprendas a estirar la reja y como jugando, en los amaneceres, partiremos a arar los campos y más tarde, a recoger las mieses.
Te enseñaré a dominar los corceles, a navegar sobre las aguas y juntos, al lado de la casa, plantaremos un olivo, para sombra, fuego y alimento en los años malos. Y a medida que tú te yergas vigoroso, nosotros nos inclinaremos hasta dormirnos en la madre tierra, porque solamente dormiremos.
Y leerás en mi pasado y en el pasado de mis padres, y en el pasado de los padres de ellos, un catecismo, una religión que te dejamos por herencia, y que tiene por eterno lema: “Dejar a nuestros hijos más libertad que la que hemos recibido”.
Ayer la luz se hizo a medianoche...
Ayer, hijo, naciste tú...
(PARA MAXI DEPIANTE, LECTOR DE BARÓN BIZA
Y FLAMANTE PAPÁ)
7 comentarios:
Belleza inmensa. Qué talento!
Hermoso texto. Qué ganas de leer todo el libro...
Quiero más... :(
El destinatario de esta carta vive? Que claridad de sentidos....otro Raúl o el verdadero es este?
Es sorprende y atrapador leer las palabras de un "dulce canalla"...Bienvenido B.B. Cuanta falta haces hoy macho, cuanta necesidad de vos tenemos nosotras, porque huiste raúl ?, ...pena que te marchaste y no pudiste vencer a los demonios internos! pena para los que quedamos aquí...
Estimados,anters que nada, perdon por la demora en contestar pero sabran que la llegada de un nuevo integrante siempre trae horas sin dormir y poco tiempo para dedicarle a las cosas que a uno le gustan. Maravilloso texto, resume como pocos el sentimiento de la llegada de un hijo. Como siempre, una alegria las novedades del blog. Infinitamente agradecido por la dedicatoria.
un saludo para todos
“Dejar a nuestros hijos más libertad que la que hemos recibido”.
La síntesis mejor lograda de lo que es una generacion superando a otra.
Muchas gracias por su blog.
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