domingo, 28 de noviembre de 2010

Sexo! Sexo! Sexo!






Fue a un club náutico llamado San Isidoro, uno de esos clubes en que se juega al golf para entretener la impotencia del marido y al tennis, para mantener en forma al amante. Lo habían invitado para aquel party a bordo en la curiosidad de circo, de conocer ese hombre famoso ya en su fortuna y sus amores. Se murmuraba de él, se creaban mitos y degeneraciones, se le atribuían orgías fantásticas en que las mujeres dopadas eran bestializadas en misas negras.

Y los creaban aquellos que por la ley de la vida habían nacido con la tara de los cornudos. Aquellos que reunían desde su nacimiento los caracteres peculiares de los nacidos como para justificar el engaño, de esos eunucos de alma, tarados por el miedo a la cárcel o del qué dirán. Predestinados a la cornamenta cuando tuvieran la primera hembra...

Intuitivo, aquel señor de la comisión directiva comentó molesto su presencia a bordo: -¡Si pudiera echarle una bolilla negra!- pensó recordando su valentía, amparada en el reglamento.

En la presentación aquel señor haciéndose el distraído, evitó la mano de Ego, que fue compensado con una exhibición de dientes perlados, en la sonrisa acogedora de la esposa.

No era bonita, no era joven, no era rica y sin embargo la antipatía del marido lo llevó hacia ello. Cobrarse el desaire entre las piernas de la mujer.
Mientras que el marido jugaba al bridge en el pequeño salón de popa ellos juntos con otros invitados se tendieron en aquel caluroso atardecer, entregándose a la luz. La había contemplado moverse en la pequeña cubierta, ágil y segura, ondulante como las aguas que velozmente cortaba la afilada proa del barco, y al tercer cocktail conversando a su lado chocan casi sus alientos, se confesó que sería delicioso engañar a aquel señor de aristócrata apellido. El sol no quiso ser testigo del asunto, complicarse en los problemas de los hombres. El frío ahuyentó los compañeros, y el jardinero de la noche se puso a sembrar estrellas en vez de dar un toque de clarín en salvaguardia de la moral.

¡Qué fácil fue la aventurita aquella!

-Yo detesto –le dijo Ego- el match-as-catchcan en el amor. La violencia de los gestos es un síntoma de inferioridad intelectual, es sólo un derecho animal. No creo –agregó- que el amor, siendo un sentimiento pueda tener plazos determinados. Yo la amo a usted como si le hubiera hecho la corte hace años...

El señor del mundo seguía sembrando estrellas, el marido perdiendo renta de la esposa, en cubierta abrigados por una manta sobre aquel colchón mullido ella y él, un hombre complicado y una mujer simple.

El instinto hizo a ese hombre abandonar la mesa de juego en busca de ellos. ¡Qué ridículo habría estado jadeando sobre aquella hembra, cuando percibió al que legalmente tenía más derecho a aquel orificio! Congestionado el rostro a la difusa luz de las farolas; rojo de ira, con el puño en alto avanzó hacia ellos escupiéndoles con voz de sordina: -¡Miserables!... Y dirigiéndose a la mujer le ordenó: ¡Baja! ¡Vete!

Se quedaron ambos sobre cubierta, presto Ego a la defensa, previendo la lucha, arrepentido quizá de haber expuesto la vida en aquella aventura. Sería una dicha digna de la cámara, lástima de no filmarla.

-No lo mato –empezó- porque yo tengo más que perder... No amo a mi mujer y sólo temo al ridículo. Yo soy un hombre moral que vive dentro de una sociedad y la respeta... no como usted que carece de todo concepto de hospitalidad y de señor.

Ego estuvo, pasado el primer momento de temor, a punto de dar rienda suelta a su hilaridad. ¡Pues señor! ¡Claro que carecía de toda moral y carecería mientras viera frente a sí hembra que le agradara, por más esposa que fuera del más calificado de los miembros de la comisión directiva del club náutico San Isidoro o San Benito!
-¡Le prohíbo que divulgue lo acontecido! –rugió iracundo- Mi nombre no puede verse expuesto a un escándalo y menos entremezclado con el suyo...

A Ego se le hizo una niebla en el cerebro. ¡Ah, la aristocracia! Aristocracia de aluvión; con arranques de judíos y torquemadas; aristocracia de nieto de inmigrante, aristocracia con origen de soldadesca que ha perdido todas sus virtudes y conservado todos sus defectos.

-Y sépalo, si nos volviéramos a encontrar, ¡no me salude!... – ordenó alejándose.
Ego, miró su miembro que flácido colgaba fuera de sus pantalones, olvidado en aquella mezcla de emociones. Lo guardó, abrochó su bragueta, limpió su mano en el pañuelo y pensó que más que no haber gozado de esa hembra le dolía el ridículo ante aquel cornudo distinguido.


RAÚL BARÓN BIZA

(Fragmento de "PUNTO FINAL")

14 comentarios:

Maximiliano Depiante dijo...

"Aristocracia de aluvión; con arranques de judíos y torquemadas; aristocracia de nieto de inmigrante, aristocracia con origen de soldadesca que ha perdido todas sus virtudes y conservado todos sus defectos."

Que rara que es la historia, por mas vueltas que le des todo siempre termina siendo lo mismo.
Insuperable como siempre. Crudo y directo al menton. Asombrosa seleccion y un inmejorable titulo para este extracto.
Un abrazo para todos

Anónimo dijo...

Juaaaahh AMO ESTE SITIO POR DIOS!

Anónimo dijo...

Bien muchachos, se extrañaban las perlitas. Y muy lindo el tango de Magaldi un cantor al que no conocía.

Anónimo dijo...

Hola, quería saber si ustedes estaban al tanto de la existencia de estos dos libros:

http://thomasjl.blogspot.com/2010/04/clotilde-sabattini-se-perdona-tanto.html

http://thomasjl.blogspot.com/2010/04/baron-biza-la-sombra-del-olivo-una-vida.html

Son una biografía novelada de Clotilde Sabattini y otra de Baron Biza... firmadas por un tal José Luis Thomas... qué onda? Recomiendan su lectura?
Le agradecería si tienen el dato de dónde conseguirlas. Muchas Gracias. Muy bueno el blog!

Pablo

AMIGOS DE BARON BIZA dijo...

Hola Pablo, gracias por escribir!

Realmente no tenemos conocimiento alguno, ni del autor ni de sus obras. Te pedimos disculpas por la ignorancia.

Ahora bien, entro al sitio de Thomas y leo esto:

"La mirada de Thomas expone desde la comprensión, la posibilidad de recorrer la naturaleza humana de este hombre singular, controvertido y odiado, que vivió apasionadamente. El escritor elegió una técnica dinámica para entrar por todos los posibles costados de Biza, desnudándolo, tomando los episodios de su vida como el motivador de algo que está más allá de lo evidente."

Si esto lo escribió él mismo, aunque hablando en tercera persona, lo único que puedo decirte es que sin dudas está conforme con su laburo.

Por lo demás, siempre hemos sido partidarios de ir a la fuente: tal vez por unos pocos pesos más de lo que valgan esos libros, en una casa anticuaria conseguís "Todo Estaba Sucio". Pero es una idea nomás...

Por favor si llegás a leer a este Sr. Thomas, contanos qué onda.

Anónimo dijo...

Pudieron contactarse en alguna oportunidad con el hijo de B.Biza? Debe haber heredado los derechos de la obra de su padre no? o no está interesado en nada al respecto? romina.

Anónimo dijo...

Ayer ví una entrevista a Enrrique Guevara sobre Baron Biza, hablando de su obra y exaltando su calidad artística. Ustedes saben quien es? Es cierto que sus herederos prohiben la divulgaciòn de su obra?

AMIGOS DE BARON BIZA dijo...

Hola Romina, gracias por escribir.

Te cuento que Carlos Barón es un enigma: algunos dicen que admira a su padre, otros que aborrece todo lo relacionado con Raúl (eso explicaría que los libros siguen sin reeditarse).

Yo intenté contactarme con él por carta, recuerdo que le dije que su padre había sido un genio de la literatura. Jamás me respondió.

Todo este ostracismo no ha hecho más que confirmar el creciente interés de los chicos de hoy por esos libros; se pasan el material por internet o, en nuestro caso, de mano en mano y también por mail entre los interesados. En ese sentido, la vigencia de la obra de Raúl es asombrosa.

Sobre Enrique Guevara, tengo entendido que es un estudioso del tema y (según me dicen) dramaturgo. Indudablemente tiene una sensibilidad muy linda, ya que sus palabras sóbre Raúl son las de un artista; alguien que entendió que acá hay un escritor que vale la pena.

Saludos y a tu disposición para lo que necesites.

F.

Anónimo dijo...

Disculpas por tantas preguntas...¡ Pero es tanta la información sobre B.Biza que a veces confunde. Pero sé que la mejor fuente es ESTA. Existe alguna entrevista al cuidador del monumento (por lo que leí contratado por Baron)o a la señora que se encargaba de la limpienza en Los Cerrillos'? Mil gracias

AMIGOS DE BARON BIZA dijo...

Las preguntas no molestan, preguntá todo lo que quieras porque nos encanta responder! (Y gracias por el piropo, jeje)

Sobre el Sr. García (cuidador del monumento) hubo material muy interesante en la nota que le hizo Chiche Gelblung a Jorge Barón Biza en 1998. A pesar del entrevistador, fue una nota bárbara (si la llegamos a conseguir, la pondríamos aquí).

Respecto a la señora de la limpieza, lo único que hay documentado está en el libro de Candelaria De la Sota (no sale mucho, igualmente).

Saludos, y como dicen los yanquis: NEXT QUESTION!

Anónimo dijo...

Me encantaría que puedan conseguir la entrevista¡ Conocen ustedes los gustos literarios de B.Biza o relación u opinión sobre escritores contemporaneos, por ejemplo Borges? GRACIASS¡ (romina)

Anónimo dijo...

Clotilde, Maria Cristina y Jorge estan sepultados juntos en la Recoleta? Carlos. Saludos

AMIGOS DE BARON BIZA dijo...

Respecto al lugar de sepultura de Jorge, Clotilde y María Cristina, no tenemos datos (sinceramente no hemos investigado esa rama de la familia, ni de la historia; pedimos disculpas).

Sobre la relación de Raúl con otros intelectuales o escritores, la misma fue prácticamente nula. Con Borges puede haber coincidido en alguna fiesta de sociedad, en el mejor de los casos; pero no se movía en círculos literarios.

Sí podemos darte una lista de los libros que más le gustaban:

"IBIS" (Vargas Vila)
"LA LESBIANA" (Victor Margueritte)
"POBRE CRISTO" (Mario Mariani)
"EL ÚNICO Y SU PROPIEDAD" (Max Stirner)

También obras eróticas, como "LAS 120 JORNADAS DE SODOMA" del Marqués de Sade, y -sobre el final de su vida- a Adolf Hitler (las influencias de las ideas de este último se ven en algunos pasajes de "Todo estaba sucio").

Saludos!

Anónimo dijo...

Barón Biza busca desnudar la hipocresía de la seudo aristocracia vernácula de la época, también lo hace en algunos pasajes de "El derecho de matar". Con crudeza, en este párrafo escupe la liviandad moral de la dama y la miserabilidad del esposo. No amaba a su mujer, sólo le impotaba que la sociedad no se enterara que era un distinguido cornudo.Le prohibe a Ego divulgar lo acontecido. Priorizó no hacer el ridículo si se enteraban y no el haber presenciado el engaño de su esposa.