¿Sabés de qué se ríe Raúl?

La sonrisa de papá (o "Ferrer, la tenés adentro")

Lector, sabe de qué me río? De la caterva académica que me quiso enterrar en el Hades de eso que llaman "letras argentinas". De todos esos petimetres, sobacos ilustrados, que todavía hoy no entendieron que a Barón Biza se lo lee con las tripas y los cojones, o no se lo lee.

Cuántas veces se mostró en los medios esa última imagen mía, elegante pero algo desafortunada, en la que aparezco con los ojos bien abiertos y un gesto amenazante? Sepa que yo no soy ese psicópata que le ha vendido la fauna periodística argentina.

Lo que hice en mi vida, es cosa mía. Si tenía culpas, ya las pagué de sobra. Y porque honro mis deudas, también exijo lo que me corresponde. Mis libros son cada vez más populares, y son los chicos de hoy los que descubren que aquel loco no escribía tan mal, después de todo. Parece que definitivamente tengo algo que decir. Barón Biza es un autor que se leyó ayer, se lee hoy y se leerá siempre. Si no vuelven a imprimir lo que escribí, gran favor me hacen: porque sólo confirman que no hay lectores más leales y obsesivos que los míos. Me citan, me difunden, me defienden (aunque yo no necesito que nadie me defienda).

Ahí están estos tres muchachos, los que hicieron este blog. O el amigo Depiante, que se da una vuelta cada vez que puede. Y qué decir de los colegas escorpianos: nada nos libra de ellos, por fortuna! Con gente así yo habría armado una revolución!

En fin, tengo razones para sonreír desde el lugar en que estoy. Que no es el infierno, sépanlo.

El miércoles se dio el puntapié inicial, y comenzó la cuenta regresiva. Voy a tener mi propio sitio, para que todos los que me recuerdan tengan un lugar donde encontrarme. ¿He dicho sitio? Algo más: va a ser mi nueva casa. Yo vivo en mi literatura, y ahora mi literatura va a vivir como nunca antes en www.baronbiza.com.ar


Muy pronto, haciendo click en ese nombre van a estar tocando el timbre de la casa donde los espero con mis manjares más exquisitos y el whisky que alumbra la verdad de la vida.

Cuando tengan un mal día, cuando necesiten el hombro y las agallas de este argentino, los estaré esperando. Barón Biza no abandona a sus amigos...